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ORATORIA
1. Generalidades
Como género literario, la oratoria comprende los discursos que han sido elaborados según las reglas de la retórica. La oratoria es el arte de hablar ante un auditorio (ars dicendi) con el fin de agradarle y persuadirlo en algún sentido. El orador (orator) es el artífice (artifex), quien elabora y pronuncia el discurso (oratio).
El conocimiento y dominio de las reglas de este arte, denominadas en su conjunto retórica (rhetorica), es la elocuencia (eloquentia). El orador debe ser, pues, un experto en el arte de hablar (dicendi peritus).
La retórica floreció en las ciudades democráticas de Grecia en el siglo V a.C. Fueron los sicilianos Córax y Tisias quienes elaboraron las primeras teorías acerca de las técnicas expositivas útiles para el orador. Esas teorías fueron desarrolladas por los sofistas Protágoras y Gorgias, y más tarde sistematizadas por Aristóteles en su Ars rhetorica. Las escuelas de retórica se difundieron por las ciudades más importantes del mundo griego.
2. Principios de la retórica griega
2. 1. Tipos de discurso
La retórica es un ars (gr. téchne), susceptible, por tanto, de ser enseñada y aprendida mediante las reglas (regulae, praecepta). La asimilación de estas reglas fue total por parte de los romanos, que se limitaron a traducir y adaptar al latín la terminología griega.
La primera distinción que cabe hacer es la que afecta a los tipos de discurso. Aristóteles los clasificó según su objeto, hay tres: judicial, deliberativo y demostrativo.
1. Tò dikanikòn génos = lat. genus iudiciale = 'género judicial'. El caso modelo es el discurso ante los jueces de un tribunal, a los que se invita a pronunciar un veredicto respecto a un hecho pasado a favor de la parte acusadora o de la defensa. El desarrollo total de los alegatos de la acusación y de la defensa se denomina en latín actio, 'proceso'.
2. Tò symbouleutikòn génos = lat. genus deliberativum = 'género deliberativo'. El caso modelo es el discurso político pronunciado ante una asamblea popular, contio, que se ha reunido para deliberar y a la que se invita a tomar una decisión respecto a una acción futura que el orador aconseja o desaconseja.
3. Tò epideiktikòn génos = lat. genus demonstrativum = 'género demostrativo'. En latín se llama también genus laudativum, 'género laudatorio', porque el caso modelo es el del discurso pronunciado ante una reunión solemne en alabanza de una persona (laudationes funebres, elogia), de una comunidad, de una actividad o de una cosa que se quiere celebrar. Pero también forman parte de este tipo de discurso los que se pronuncian con intenciones opuestas, es decir, para vituperar y desacreditar.
Los discursos de cada uno de los tres géneros pueden contener elementos de los otros dos géneros, especialmente cuando la extensión del discurso permite la inserción de digresiones.
2. 2. Partes de la oratoria
Para elaborar un discurso, el orador debía prestar atención a las siguientes fases, llamadas «oratoriae partes»:
1. Inventio. El orador extrae las posibilidades de desarrollo de las ideas verdaderas, o verosímiles, que le permitan probar su causa.
2. Ordo o dispositio. Es la distribución adecuada, en el lugar oportuno dentro del discurso, de las ideas y pensamientos encontrados gracias a la inventio.
3. Elocutio. Traslada al lenguaje las ideas previamente extraídas y ordenadas; suministra el «ropaje lingüístico»: selección de los términos apropiados, orden en la frase, ritmo, empleo de figuras retóricas, etc.
La elocutio tiene dos aspectos: las cualidades y los registros.
Las cualidades elocutivas son tres: puritas, perspicuitas y ornatus.
La puritas es la corrección gramatical en la expresión lingüística, que busca, sobre todo, evitar el barbarismo o palabra incorrecta y el solecismo o construcción sintáctica errónea.
La perspicuitas es el grado de comprensibilidad del discurso, que se opone a la obscuritas.
El ornatus tiene por objeto embellecer el discurso con el uso de las distintas figuras literarias. Se trata del principal constituyente del ornatus pues en torno a él giran todos los elementos de la configuración estilística. Consta de dos formantes básicos: la elección de palabras y su combinación (compositio).
Los registros de la elocución son modalidades estilísticas. Tradicionalmente se habla de tres modelos básicos:
El genus humile o estilo llano tiene por objeto la enseñanza; se caracteriza por la puritasy la perspicuitas, y un ornatus poco desarrollado.
El genus medium o estilo medio pretende deleitar; se caracteriza por una mayor presencia del ornatus que en el anterior.
El genus sublime o estilo elevado busca conmover y las cualidades elocutivas están presentes en grado máximo.
4. Memoria. Es el ejercicio por medio del cual se llega a dominar el conjunto del discurso y la distribución de cada una de sus partes. Un discurso leído era algo insólito. La memoria se cuenta entre las cualidades que el orador debe tener por naturaleza.
5. Pronuntiatio, declamatio o actio. Afecta a la exposición oral del discurso. El orador debe desarrollar determinadas técnicas para modular la voz y controlar los ademanes y desplazamientos, que deben acomodarse al tono y al asunto de que se vaya a hablar.
2. 3. Partes del discurso
En la elaboración del texto del discurso, las ideas halladas (inventio) debían quedar distribuidas (dispositio) en cuatro partes las llamadas «orationis partes», de acuerdo con el llamado «orden natural» (que si se alteraba se convertía en «artificial»):
1. Exordium. Es el comienzo del discurso. El objeto del exordio es ganarse la simpatía (benevolentiam captare) del auditorio hacia el asunto del discurso.
2. Narratio. En la narratio se hace partícipe al auditorio del estado de la cuestión, exponiendo de manera concisa, clara y verosímil los hechos sobre los que se va a tomar una decisión. La verosimilitud se consigue mediante la correcta concatenación de los siete elementa narrationis, elementos de la narración': quis “quién”, quid “qué”, cur “por qué”, ubi “dónde”, quando “cuándo”, quemadmodum “cómo”, quibus adminiculis “con qué medios”. Como es lógico, el orador resaltará aquellos aspectos de la narración que le convengan y atenuará u omitirá los que lo perjudiquen.
3. Argumentatio. Es una confirmación complementaria de la narratio, que hace hincapié en lo que favorece al orador. Algunos tratadistas dividen la argumentatio en dos partes, distinguiendo la presentación de las pruebas favorables (confirmatio, probatio) y la refutación de las pruebas desfavorables (refutatio, confutatio).
4. Epilogus o peroratio: La parte final del discurso tiene un doble objetivo: refrescar la memoria haciendo una recapitulación, e influir en los sentimientos del auditorio.
En cada una de estas partes el orador seguía determinadas pautas para cumplir la finalidad del discurso: hablar de manera apropiada para convencer. Si quiere convencer (persuadere) el orador debe antes instruir o demostrar (docere), deleitar (delectare) e impresionar (movere), combinando estos elementos en diversos grados.
Escuchar un discurso elaborado según estas reglas, sobre todo si se trataba de un orador afamado, constituía un gran espectáculo, una verdadera «puesta en escena», que los romanos tenían como uno de sus entretenimientos preferidos.
3. La retórica romana
La República romana favoreció hasta sus últimos tiempos el desarrollo de la oratoria, y aunque existía una tradición autóctona, fue a partir de mediados del siglo II a.C., con la llegada de maestros griegos (rhétores), cuando la oratoria se desarrolló y consolidó como un arte, forjado sobre modelos helenos.
Se conocen los nombres de grandes oradores romanos anteriores a Cicerón, como el ya citado Catón, Cornelio Cetego, Sulpicio Galba, Escipión Emiliano, Cayo Lelio, los hermanos Graco, Marco Antonio, Licinio Craso, etc. Pero la máxima autoridad es para nosotros Marco Tulio Cicerón.
Entre los autores posteriores a Cicerón que escribieron tratados de retórica destacan: Marco Anneo Séneca el Retórico, Gayo Cornelio Tácito y Marco Fabio Quintiliano.
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