Dogmatismo, consiste en considerarse en posesión de la verdad, pues nuestras percepciones e ideas son ciertas, de forma espontanea y sin someterlas a crítica. Por mucha evidencia que exista en su contra, el dogmático se aferra a su verdad y rechaza cualquier critica o prueba en contra. Esta actitud se opone al escepticismo, que niega la posibilidad de alcanzar un conocimiento cierto de alguna cosa. El dogmatismo filosófico supone, además, mantener una ciega confianza en la posibilidad de conocer.
Un prejuicio consiste en estar completamente seguro de algo que no se sabe, son afirmaciones gratuitas e injustificadas que hacemos ante de conocer las cosas. Obedecen a la necesidad de poseer certezas para poder tomar decisiones con seguridad. A esto se añade la fuerza de la costumbre. Asi se crea una imagen rígida e invariable de las cosas. Esta imagen de la realidad es una simplificación y suele ser refutada por los hechos. Pero preferimos aferrarnos a la seguridad de nuestras convicciones por dudosas y erroneas que sean, antes que atrevernos a ponerlas en cuestion. Los prejuicios se extienden con gran facilidad pero son muy dificiles de erradicar. ¡Einstein decia que resultaba mas facil desintegrar un atomo que un prejuicio!
Escepticismo (en griego, skeptesthai, “examinar”), en la filosofía occidental, doctrina que mantiene que no existe ninguna verdad indudable.
El escepticismo metafísico puede denominarse positivismo y el escepticismo religioso suele conocerse como agnosticismo. El ateo niega la existencia de Dios, pero el agnóstico duda, no sabe si Dios existe. Ni las pruebas a favor de su existencia ni las pruebas en contra son concluyentes.
El escepticismo ético suele denominarse relativismo. El relativismo que niega la existencia de verdades universales o absolutas. La verdad depende de la circunstancias individuales y sociales. Cada uno tiene su propia verdad y no existe una verdad universal que sirva de punto de encuentro. La poligamia es aceptable en muchas sociedades y un delito en las sociedades occidentales.
El escepticismo radical impide toda investigación teórica y lleva a la parálisis intelectual. Además favorece la pasividad en el terreno práctico, pues impide la crítica y la mejora de del sistema establecido.
El escepticismo moderado en cambio, es beneficioso para la mente pues nos permite eliminar los prejuicios y el dogmatismo y mantenernos en una búsqueda constante de la verdad.
El realismo ingenuo considera que existe una realidad objetiva que podemos conocer con nuestros sentidos y expresar con nuestro lenguaje. Conocemos la realidad tal y como es.
Pero nuestros sentidos pueden engañarnos, los colores dependen de nuestra forma de percibir. No podemos confundir la realidad con nuestra percepción.
El idealismo considera que la realidad conocida no es independiente del sujeto cognoscente. (En la vida cotidiana cuando hablamos de idealismo nos referimos al ético o político, las acciones humanas deben regirse por los ideales. El idealismo se contrapone al realismo, al pragmatismo, para el cual lo fundamental son los hechos o la utilidad.)
El filósofo alemán del siglo XVIII Immanuel Kant perfeccionó el idealismo a través de su análisis de los límites del conocimiento. Sostenía que todo lo que se puede saber de las cosas es su apariencia (fenómeno). Nuestro conocimiento es limitado. Nuestra mente influye en el objeto conocido, en el conocimiento debemos distinguir la materia que son los datos que recibimos, y la forma que es cómo estructuramos esos datos (en un espacio tridimensional y en el tiempo). Los objetos se deben adaptar a nuestro manera de conocer. Más allá de la realidad conocida hay otra realidad, independiente de nuestro pensamiento, incognoscible: la cosa en sí o noúmeno.
El empirismo considera que todo nuestro conocimiento tiene su origen en los sentidos. El conocimiento humano es limitado. Los empiristas consideran que no podemos ir más allá de la experiencia, este es su límite. La metafísica es imposible.
El perspectivismo de Ortega afirma que la realidad no es una sino múltiple. La realidad ofrece muchas caras. El objetivismo considera que la verdad tiene que ser única y estar fuera del tiempo y del espacio; el subjetivismo que no es posible alcanzarla. El error del objetivismo es hacer del objeto el único responsable del conocimiento, el error del subjetivismo es subrayar en exceso el papel del sujeto.
La teoría del consenso como medio para alcanzar la verdad ha sido desarrollada en el siglo XX por Apel y Habermas. Destaca la importancia del diálogo como el mejor de los procedimientos para descubrir la verdad. De un diálogo libre, limpio de coacción y de intereses, sin ignorancia de datos relevantes. Quienes sostienen esta teoría se dan cuenta de que piden una situación ideal, muy difícil de conseguir. Saben también que el consenso no es criterio de verdad, pues a lo largo de la historia se han dado consensos mayoritarios radicalmente falsos: la esclavitud, la inferioridad de la mujer, la pena de muerte, el racismo...
La ciencia se basa en el consenso en la comunidad científica apoyado en la verificación de las leyes propuestas.
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