Ni mucho menos os imaginéis que el misterio de la materia oscura que tanto discuten los astrofísicos es tan sencillo como esto… La naturaleza de esa materia invisible es completamente diferente —y cinco veces más abundante en el universo— a los átomos ordinarios presentes en las estrellas, los planetas, los agujeros negros, o nuestros propios cuerpos
La primera reacción de Vera Rubin al ver queesto no se cumplía en Andrómeda fue pensar que sus mediciones estaban equivocadas, o que quizá esa galaxia era especial. Sin embargo, cuando realizó más mediciones y observó que en otras galaxias espirales tampoco disminuía la velocidad de rotación de las estrellas a medida que se alejaban del centro, se dio cuenta de que algo importante no encajaba. La publicación en 1970 de sus inequívocos resultados agitó a toda la comunidad cosmológica: si las estrellas en el exterior de las galaxias giraban a la misma velocidad que las centrales… eso implicaba que debían de estar rodeadas de la misma densidad de materia. Pero ¿qué materia? Los telescopios no veían nada.
La interpretación de los
resultados de Vera Rubin fue rompedora: confirmaban la extravagante
idea expuesta en los años treinta por un astrofísico suizo muy
peculiar.Fritz Zwicky era un tipo irreverente, arrogante, de
comportamiento agresivo, y que acumulaba problemas personales con la
mayoría de sus colegas. Quizá por eso nunca llegó a recibir la
fama que su intuición habría merecido. La principal aportación de
Zwicky surgió de su tozudez en insistir que algo muy extraño
ocurría en los extremos de las galaxias: según todas las
observaciones sobre su rotación, las estrellas más alejadas deberían
escaparse y dispersarse por el espacio. Sólo podían mantenerse bajo
la influencia gravitacional de la galaxia si existía una cantidad de
materia muchísimo mayor de la que veíamos con los telescopios. Y no
podía tratarse de planetas u otros cuerpos «normales» que no
emitieran luz. Se requería una cantidad de materia oscura tan
descomunal que por fuerza debía ser de una naturaleza
desconocida todavía.
Fritz Zwicky fue un
visionario y sentó el concepto actual de materia oscura, pero su
propuesta no fue tomada en serio hasta cuarenta años después,
cuando desaparecieron sus enemigos y la astrónoma VeraRubin aportó
la prueba definitiva que demostraba la genialidad de Zwicky, y puso
sobre la mesa uno de los grandes misterios de la física que más se resiste a ser
solucionado.
Desde mediados de la
década de 1970 se han ido encontrando muchas regiones del espacio
donde existe materia oscura. Los astrónomos ven que la luz se desvía
por el efecto de una gran masa invisible, u observan agrupaciones de
galaxias cuya existencia requiere una concentración de materia
muchísimo mayor de lo que podrían constituir planetas, estrellas,
cuerpos opacos, o agujeros negros. Por fuerza debe ser algo muy
diferente, ya que los cálculos más actuales aseguran que hay cinco
veces más materia oscura que materia ordinaria (el universo estaría
constituido por un 74 por ciento de energía oscura, un 23 por ciento
de materia oscura, y un 4 por ciento de materia ordinaria).
Pero ¿qué es esa materia
oscura? Nadie lo sabe. Hay candidatos como el neutralino, los wimp’s,
los neutrinos, los macho’s, u otro tipo de partículas
tremendamente pesadas y nada interactivas, pero lo cierto es que han pasado treinta años y los
cosmólogos no han averiguado de qué se trata. No tenemos ni
idea de qué materia y fuerzas constituyen el 96 por ciento
del universo.
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